sábado, 17 de noviembre de 2007

«Mi hijo no va a las Paralimpiadas de Pekín 2008 por discriminación»

CARLOS TEJADA, EL JOVEN NADADOR ALMERIENSE, SE ENCUENTRA CONCENTRADO EN GRANADA CON LA SELECCIÓN ESPAÑOLA EN SU CURRÍCULO, TIENE ACUMULADOS 10 RÉCORDS NACIONALES

El deporte es para todos, el deporte es salud y sirve como terapias. Son lemas que diferentes instituciones ponen muy a menudo en marcha para promocionar la actividad física y para relacionar los beneficios en la salud con los ejercicios. Y, cada vez más, las instalaciones, también en Almería y en su provincia, se están adaptando a las personas con discapacidad física, sensorial o intelectual. Y no sólo los espacios deportivos se están adaptando a otras necesidades, sino también las familias y las personas.

En Almería existen ejemplos de deportistas con discapacidad que luchan cada día para estar entre los mejores, como el judoka David García del Valle o el joven nadador de 18 años Carlos Tejada. Este almeriense se incorporó ayer a la concentración de la selección española en Granada, concretamente en Sierra Nevada, en el Centro de Alto Rendimiento. Este periódico se puso en contacto con su padre, con José Carlos Tejada, que se mostró muy orgulloso de esta nueva convocatoria. «Es la primera que hace la seleccionadora para la temporada 2007/2008, ahora se pondrán las pilas de cara a organizar y preparar una temporada donde, aparte del campeonato de Andalucía, del campeonato de España y de las selecciones autonómicas, sobre el mes de agosto, tienen el campeonato de Europa», apunta Tejada padre. Sobre todo en esta última cita, el nadador es uno de los miembros de la selección con más opciones, más exclusivamente en la prueba de los 1.500 y los 200 espaldas, que son las pruebas donde Carlos tiene las mejores marcas y que si continúa así, podría colgarse una medalla.

Eso sí, siempre pendientes de una cosa, tanto el deportista como su familia. De su lesión en la rodilla. El año pasado sufrió un esguince del que tuvieron que operarle y que le impidió tener una preparación regular y continuada. La lesión le ha dejado como secuelas una sobrecarga en el rotuliano, es decir, cuando hace algún tipo de esfuerzo, no en el agua, sino en el gimnasio, por ejemplo, se suele resentir, «pero continúa con el fisioterapeuta recuperándose».


«Esto es una injusticia»
Para su familia está claro que es el mejor, pero su listado de récords lo acompañan. Posee, tanto en piscina de 25 como de 50 la mejor marca en 400, en 200 espaldas, en 50 espalda, en 100 espalda y en 1.500. Todo un lujo que luchará por mejorar, aún más. Hasta el lunes próximo, hasta el 19 de noviembre, estará en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada. «Un complejo maravilloso y lo más importante es que está a 2.500 metros de altura, lo que, lógicamente, le viene muy bien fisiológicamente al deportista para su rendimiento», aclara Tejada.

Un trabajo de cada día, de horas y de dedicación. Un trabajo que a su padre le gustaría ver recompensado con la participación de su hijo, por los resultados obtenidos, en unas Paralimpiadas. «Me hubiera gustado ver a mi hijo en las Paralimpiadas de Pekín, las de ahora de 2008, pero no va por discriminación por parte del Comité Paralímpico Internacional (IPC), sólo asisten físicos y sensoriales», denuncia el padre del deportista, quien añade también que «en Sydney hubo varios países que llevaron deportistas que no eran discapacitados intelectuales, desde entonces nos han condenado al ostracismo y no participan ni en Paralimpiadas ni en competiciones internacionales». «El año pasado en una asamblea del IPC se planteó la posibilidad de integrar en estos Juegos Olímpicos a los deportistas con discapacidad intelectual, pero se nos dejó fuero de juego y eso es una injusticia».

Lo peor de todo para este padre es que no le dan una explicación coherente. Carlos cuenta, según su progenitor, con un informe de 32 páginas con análisis psicológicos, médicos, sociales y familiares, «un documento con la suficiente solvencia para acreditar si una persona es discapacitada intelectual o no, es decir, que desde el punto de vista garantista no hay problemas, el único: la insolidaridad del colectivo de sensoriales y de físicos, que son los que controlan el IPC, con respecto a los discapacitados intelectuales», denuncia Tejada, que agrega que «hay un ejemplo clarificador. A las Paralimpiadas van 3.000 deportistas, si no van los intelectuales tienen 1.500 plazas cada uno, es la realidad, aunque me duela decirlo».

Tejada ha tocado puertas, ha pedido ayuda a nivel regional, en la Consejería de Igualdad y Bienestar Social; en Madrid, en el Ministerio de Igualdad; en la Comisión Nacional para Discapacitados o en el Defensor Pueblo pero no han obtenido respuesta, afirma.

Ahora sólo están inmersos en la preparación de Carlos para las próximas citas, pero esperan el día en el que su hijo pueda estar en una piscina durante la celebración de unas Paralimpiadas. «Me encantaría verlo», asevera José Carlos Tejada.